Haciendo siempre lo mismo no obtendremos resultados diferentes
A menudo nos quejamos de aspectos de nuestra vida que nos gustaría cambiar, pero no hacemos nada diferente para obtener resultados diferentes. Nos quejamos (a veces de vicio) pero no hacemos nada para remediarlo. Con el cambio de año, solemos entrar en pánico queriendo modificar hábitos y rutinas con las que no estamos satisfechos y que no queremos repetir durante el año venidero.
La clave quizá está en marcarse unos objetivos reales, no sueños imposibles de alcanzar
Por tanto, a estas alturas del juego la cuestión es si estás cerrando el año haciendo lo que te gusta. Si la respuesta es no, necesitas seriamente un replanteamiento. Si cada mañana te levantas pensando en la pesadilla que es ir a la oficina, si no te sientes realizado con tu trabajo o con algún aspecto de tu vida personal, entonces es hora de cerrar página.
El comienzo de un año nuevo suele ser una buena época para plantearse nuevos objetivos, pero con la mentalidad de quererlos alcanzar realmente, de nada sirve apuntarse al gimnasio para no ir (el típico caso recurrente que se da todos los meses de enero en los gimnasios de todo el mundo). Aquí lo que queremos en un cambio de verdad. La clave quizá está en marcarse unos objetivos reales, no sueños imposibles de alcanzar.
Te planteo un ejercicio, dime cómo estás cerrando el año y si realmente es lo que te gustaría seguir haciendo por el resto de los días. Aquí mi ejemplo personal:
«Cerrando el año haciendo lo que más me gusta: escribir y trabajar de forma remota mientras me inspiro en nuevos lugares. Porque pasar más horas en una oficina no es sinónimo de productividad, sino todo lo contrario. Aunque a veces toque pasar muchas noches en vela escribiendo y lidiando con los cambios horarios ¡al final compensa!»
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